Reseña trilogía «Cenizas», de Ilsa J. Bick

Terminé hace un par de días Monstruos, la tercera y última parte de la trilogía Cenizas, y tenía pensado dedicarle una reseña enteramente a él. Pero me di cuenta de que quizá no tenía mucho sentido hablar del final de una serie de la que no tenía reseña de sus libros anteriores. Así que aquí estoy para hablar de las tres partes: Cenizas, Sombras y Monstruos, de la escritora estadounidense Ilsa J. Bick.

El primer libro, Cenizas, ME FLIPÓ y, sin duda, es de lejos mi favorito de los tres. Pero, como acabo de terminar Monstruos y lo tengo más reciente, probablemente me extenderé más al hablar de él. Quizá también porque es el que menos me ha gustado.

Y es que, la trilogía va decayendo y se hace increíblemente larga. Tiene un primer libro sublime, un segundo libro bueno y una tercera parte eterna con un final aceptable. Por suerte, los tres libros cuentan con capítulos cortos contados cada uno desde el punto de vista de varios personajes, detalle que ameniza su lectura (y puntazo a favor de la autora: consigue situar bien cada pasaje y no cuesta saber quién narra cada parte).

Pero mejor voy libro por libro.

Títulos de la trilogía: Cenizas / Sombras / Monstruos
Autora: Ilsa J. Bick
Idioma original: inglés
Años de publicación: 2012 / 2015 / 2016
Género: distopía juvenil con zombis (o algo parecido) y romance
Número de páginas: 512 / 602 / 815
Perfiles de los libros en Goodreads: Cenizas / Sombras / Monstruos
Lee las primeras páginas: Cenizas / Sombras / Monstruos
Valoración: ⭐️⭐️⭐️⭐️

Primeras frases de la trilogía:

«—¿Dónde estás? —preguntó tía Hannah en cuanto Alex descolgó el teléfono—. ¿Qué crees que estás haciendo?».

¿De qué trata?:

Alex tiene 17 años, un tumor cerebral y una pistola. Ella solita decide irse a un paraje natural (el Waucamaw), al que solía viajar con sus padres, con la idea de suicidarse. Pero, estando allí, ocurre una movida muy rara: de repente nota un zumbido y un dolor intenso en la cabeza. Cuando vuelve a despertar, los aparatos eléctricos no funcionan y el mundo tal y como lo conocía ha cambiado: muchos adolescentes y jóvenes se han convertido en seres parecidos a zombis. Y entonces comienza la lucha por sobrevivir.

Vale, ¿y qué me ha parecido?:

Cenizas: fue uno de los mejores libros que leí en 2015, una grata sorpresa que descubrí por casualidad en la librería y que me llamó la atención desde el primer momento.

La idea en sí me flipó: una realidad normal (no un futuro distópico) en la que, de repente, todo cambia, algunas personas se convierten en zombis y los que no se transforman tienen que aprender a sobrevivir en este «nuevo mundo». Me gustó mucho el realismo de la novela y el rollo ese de «podría pasar mañana». Por eso engancha desde el principio; yo no podía dejar de leer porque quería descubrir qué narices había pasado, por qué había ocurrido algo así.

Sombras: también me gustó, aunque no tanto como el primero; tenía muchas ganas de leerlo pero con el tiempo se me pasó la euforia. Por eso, cuando lo tuve en mis manos, me costó meterme en él. Pasado este bache inicial, volví a engancharme a la historia.

Monstruos: había desconectado tanto de esta trilogía que cuando comencé el libro no recordaba prácticamente nada de los dos anteriores, solo la trama a grandes rasgos. Me resultó difícil sumergirme en él y volver a conectar con los personajes. Hubo también momentos en los que se me atragantó tanto que pensé en abandonarlo. Son 815 páginas que se hacen muy muy muy largas.

Pero también me ha emocionado como una boba y me ha hecho llorar y ha conseguido que el final de esta trilogía de zombis me convenza.

Cosillas que no me han gustado de este libro (y que, como acabo de leerlo, tengo muy reciente):

1. Me aburrió todo lo que le pasa a Alex, la protagonista, porque no dejan de ocurrirle cosas malas, una detrás de otra. Sale de una situación mala y se mete en otra peor, y así una y otra vez, y cansa mucho, queda hasta absurdo.

2. Tiene UN MONTÓN de escenas de peleas, que en los otros dos libros no me habían llamado la atención tanto como en este, con muchísima acción, demasiado largas. Y cada vez (cada-puñetera-vez) que parece que el personaje ha ganado la pelea, en realidad no es así y la escena se alarga más. Llega a ser desesperante.

3. La fórmula de dejar cada escena en lo mejor (cliffhanger), para captar la atención del lector, se convierte en cansina y repetitiva. La autora abusa de este recurso, lo utiliza continuamente en cada escena, y ABURRE. Es como: «A ver, ¿qué va a pasar ahora? Cuéntalo ya, joder».

4. También es realmente cansino, poco realista y absurdo, que todos los chicos se enamoren de Alex, y que ella, oh, sienta algo muy profundo por Tom, y después por Chris, y después incluso por Lobezno. Es irritante y, en consecuencia, no me creía sus sentimientos.

5. A veces no distinguía bien a Tom de Chris, y viceversa. Los personajes, al menos en el tercer libro (en el segundo no me di cuenta de ello), se parecen bastante y me confundía al leer sus partes, las entremezclaba en mi cabeza y me hacía un lío curioso.

Una cosilla más: ¿El mejor personaje de la saga? ¡Ellie! Es quien más evoluciona: comienza siendo insoportable y consentida y se convierte en una niña valiente y fuerte. Otros personajes, como Alex, empiezan siendo cansinos y terminan siendo cansinos.

Y una duda: ¿Ninguno de ellos tenía MÁS FAMILIA para ir a buscarla y comprobar si seguía viva? Pregunto.

¿Para cuándo la película?

«Un consejo, cariño: cuando estés al borde del abismo, cuando tengas que elegir entre la seguridad y lo que sería mejor, incluso si lo que es mejor también da miedo, lánzate, cielo. Coge aire y…».

Libro del mismo estilo que también podría gustarte:

El cielo roto, de Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina: es la primera parte de la serie Crónicas del fin, de la que ya he hablado en el blog y he recomendado en varias ocasiones (pero nunca está de más volver a hacerlo).

Aquí también hay una especie de Apocalipsis que cambia el mundo de arriba abajo y muchos bichos chunguísimos y una protagonista que se las apaña para sobrevivir y un ritmo de la leche que te deja con ganas de más.