Reseña «El príncipe Eosh», de Carlos del Río

«Ella quería que Eosh fuera libre, por eso había insistido en llamarlo como el dios del viento».

El príncipe Eosh es una historia sumamente entretenida, muy bien escrita, con toques divertidos y mágicos, amor, oráculos, traiciones, guerras y un personaje protagonista al que enseguida coges cariño.

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Título: El príncipe Eosh
Autor: Carlos del Río
Idioma original: castellano
Año de publicación: 2019
Género: fantasía ¿juvenil?
Número de páginas: 295
Perfil en Goodreads
Puedes leer aquí las primeras páginas
Precio: 12.50 €
Valoración: ⭐️⭐️⭐️⭐️

Inicio de la novela:

«Por una vez en su vida, Levir ocultaría la verdad a su marido, el rey Mevor. Aunque tuviera que mentir a todo el reino, cometer blasfemia y ser condenada a la hoguera si era descubierta, lo haría».

¿De qué trata?:

En una visita diplomática a un país vecino, el príncipe Eosh conoce a Yisher, de la que enseguida se enamora. Al volver a casa descubre que su padre, el rey Mevor, va a invadir el pueblo de la chica, así que Eosh decide hacer todo lo que está en su mano, incluso vencer miedos y luchar contra lo establecido, para ayudarla.

Vale, ¿y qué me ha parecido?:

¡Es una lectura muy muy muy entretenida!, de esos libros que disfrutas, que lees con una pequeña sonrisa en los labios, que apetece leer. Tiene sus momentos tensos y tristes, sí, pero, en general, la sensación que transmite es muy positiva.

Para empezar, Eosh me ha fascinado (cosa que, mira, no me suele ocurrir con los protagonistas), con su sentido del humor, su ansia de libertad y su valentía para romper con lo establecido o con lo que se «esperaba» de él (o decía el oráculo).

«En este juego, como en la vida, ni el azar ni el destino cuentan. Lo que cuenta es cómo juegas la partida, y tu vida es tu partida».

Además, es bastante divertido y tierno seguir la evolución del personaje: desde esa inocencia inicial (respecto a lo que es la vida, así en general, ver el mar por primera vez o llenarse la boca de moras) hasta la valentía y madurez del final, con detalles de por medio que demuestran que todavía es un chaval de 15 años.

En ese sentido, también es interesante ver cómo, a través de Yisher y su abuela, Eosh va conociendo la realidad del mundo, tan distinto a lo que él sabía o creía conocer: las relaciones entre los pueblos, los dioses, las elecciones de la vida, el destino…).

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La novela tiene amor, oráculos, traiciones, guerras… ¡y a Eosh! Foto de sinhintercalada

Cada detalle de la historia está perfectamente hilado y, paso a paso, va tomando forma. De eso que yo iba pensando mientras leía: «Vaya, ¿cómo se le habrá ocurrido esto al autor?», con cierta envidia (sííí, lo reconozco). También me ha asombrado el realismo en los detalles y la utilización de las palabras correctas y concretas para objetos de la Edad Media o de temáticas menos conocidas. Cada término está metido con una naturalidad acertadísima.

El príncipe Eosh también tiene bastantes toques divertidos que amenizan una lectura que, ya de por sí, es muy dinámica. Pasan tantas cosas que no puedes dejar de leer.

Y, ¡ojo, cuidao, novedad en mí!: no soy nada fan del instalove, pero aquí encaja bien y el autor logra que me lo crea (y esto, viniendo de mí, que me sale el tic en el ojo con este tema, es decir mucho), como también me creo otros hechos mágicos o místicos. Yisher, además, se hace querer.

De las ideas que transmite la novela, me quedo con dos, que me han parecido muy acertadas y necesarias. La primera: porque algo sea tradición, no significa que sea bueno o que deba continuarse con ello. Y la segunda: cada uno debe decidir su vida.

«Esa buena señora le decía que las cosas no tenían que ser como eran».

Publicado por Cintia Fernández

Leo, escribo, corrijo. Y vuelta a empezar.

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