La matriz DAFO nos ayuda a estudiar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de un proyecto, por lo que puede ser una herramienta útil a la que recurrir para elaborar y desarrollar los personajes de nuestra historia.
A la hora de planificar una idea de negocio, conviene realizar una matriz DAFO, es decir, analizar la situación del proyecto e identificar sus características internas (fortalezas y debilidades) y su situación externa (oportunidades y amenazas) de cara a valorar sus posibilidades de éxito.
Un ejemplo de fortaleza es un equipo profesional cualificado, y de debilidad, productos y servicios anticuados. En cuanto a amenazas, las pesimistas proyecciones sobre la economía, y de oportunidades, que el producto o servicio esté de moda.
Así, estudiar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de un proyecto nos ayudará a identificar cuáles son las características que nos permitirán marcar la diferencia con la competencia, en qué cosas debemos trabajar más, qué debemos reforzar o cambiar, etc.
Vale, vale, pero ¿qué tiene que ver esto con la escritura y para qué me sirve? La matriz DAFO puede ser una herramienta útil y sencilla con la que poder elaborar y desarrollar los personajes de nuestra historia. ¿Cómo? Estudiando las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de cada personaje para conocerlos mejor. Es decir, nos servirá para ser conscientes de sus posibilidades y limitaciones, en qué área debemos trabajar más o qué elementos cambiar, decidir qué estrategia seguir, identificar qué es lo que les impedirá alcanzar sus objetivos en la historia y buscar soluciones.
Pero vayamos área por área:
- Debilidades: es decir, aquellas características que entorpecen el camino del personaje pero que puede trabajar y mejorar. Ejemplos: la timidez que le impide hablar en público, la impaciencia o la falta de experiencia en un determinado campo.
- Amenazas: los obstáculos que se va encontrando, que no dependen del personaje y que lo limitan. Ejemplos: la pandemia mundial, la mala situación del mercado laboral o la guerra intergaláctica del año 2099.
- Fortalezas: características, cualidades o puntos fuertes que posee. Ejemplos: tener experiencia en X cosa, ser perseverante, poseer un gran superpoder, etc.
- Oportunidades: aquellas opciones factibles que desea alcanzar. Son externas, pero puede trabajar para conseguirlas. Ejemplos: montar un negocio propio, publicar una novela o formar parte del escuadrón que va a salvar el planeta.
Una vez tenemos claras las cuatro áreas que vamos a trabajar, toca coger papel y bolígrafo (u ordenador, teléfono móvil, etc.) y hacer un cuadro:
Como ves, en la parte superior colocaremos las características internas (fortalezas y debilidades) y, en la inferior, las externas (oportunidades y amenazas). Se trata de hacer un trabajo de imaginación y rellenar cada área con un listado de estas características.
Verlo de esta manera nos ayuda a, para empezar, saber qué tenemos delante (cómo es, en qué debemos trabajar) y, así, comenzar a idear el «plan de acción» que mejor funcione con el personaje. Será nuestra hoja de ruta. Se trata de conocer a nuestro personaje para contar bien su historia y con coherencia.
La situación ideal es trabajar sus debilidades para que, a lo largo de la trama, se transformen en fortalezas y, después, usar esas fortalezas para encontrar y conseguir nuevas oportunidades (nuevas tramas, nuevas resoluciones de la trama que lleven a un buen final, etc.).
En esta línea, también puede servirte la creación de una ficha de personaje, porque, como decía, lo importante es conocerlo y sacar el máximo partido a las características que le hemos aportado. Cada una de ellas, buena o mala, son oportunidades para nuestra historia. Es curioso e interesante, además, revisitar la matriz más adelante, porque seguramente no sea la misma al término del relato o novela, que cuando la elaboraste.
Mantén actualizada esa hoja de ruta.
Cintia Fernández 