Hasta no hace mucho, cada vez que aparecía un personaje o pareja LGBT+ en un libro o una serie (porque, además, eran solo uno o dos, por «cumplir»), sabías que acabaría muriendo o viviendo muchas penurias. Por suerte, eso está cambiando, y ya no solo hay más representación en la cultura popular, sino que esos personajes LGBT+ protagonizan las historias y su condición sexual no es el eje central de la trama. ¡Bien! ¡Pide un deseo!
Por ello, y por el panorama político que se nos avecina (que ojalá no), he decidido dedicar este post, en el mes del Orgullo, a diez libros protagonizados por personajes del colectivo, con mucha representación y, sobre todo, positivos y esperanzadores. Que nos hace falta.
Tres (no) son multitud, de Myriam M. Lejardi
🌈 Representación bisexual, arromántica y asexual.

Es conveniente haber leído Cómo (no) enamorarse, ya que los protas de Tres (no) son multitud son personajes secundarios del otro. Y si ya me gustaron en el primer libro, en este me terminaron de enamorar. Podría poner simplemente «Rodri ❤️» como razón para leerlo.
La historia cuenta la relación amorosa de Natán, Rodri y Lía de una manera natural, graciosa, bonita, de estrujarte el corazón a veces, y consigue que entiendas a cada uno y te identifiques con sus miedos e inseguridades.
Perdona si te llamo Cayetano, de Raquel Tirado
🌈 Representación bisexual y gay.

La historia está centrada en la relación de Salva y Darío, amigos de la infancia que pierden el contacto y, años después, se vuelven a encontrar, cuando uno es cani y el otro cayetano. Si con esa premisa no te ha ganado ya…
A destacar: la naturalidad de los personajes, las conversaciones y la forma única de hablar de cada uno.
También, que en una novela en apariencia «simple y distendida», se traten temas como la violencia machista, la homofobia y bifobia, la salud mental, etc.
Como en las películas, de Ciara Smyth
🌈 Representación lésbica.

Historia cuqui de dos chicas que se enamoran, con un montón de referencias a comedias románticas, divertido y entretenido, y que habla de salud mental (de la demencia, en concreto). Consigue equilibrar bien los momentos divertidos con otros más serios, emotivos o dramáticos.
La orientación sexual de Saoirse y Ruby en ningún momento es un problema ni forma de generar conflicto, sino que se trata (por suerte) de manera natural. Son dos lesbianas que lo saben y ya han pasado el proceso de «aceptación».
Reseña completa en esta entrada.
Fuera de cámara, de Alejandro D. Martínez y Estefanía Carmona
🌈 Representación asexual, gay, bisexual, lésbica y trans.

El libro nos traslada a Londres, donde conocemos a Joshua, un youtuber famoso, y a Jude, un seguidor que gana una colaboración con él.
También a sus amigos y sus hermanos, y nos sumergimos en su universo y su historia de amor.
Fuera de cámara también trata temas como la asexualidad, la ansiedad o la exposición en redes, a través de sus protagonistas, y conforma una historia cuqui y entretenida.
Melissa, de Alex Gino
🌈 Representación trans.

Con un tono inocente, desde la visión de una niña, conocemos la historia de Melissa, a quien le asignaron el género masculino al nacer. Desde el primer momento es fácil conectar con ella, ponerse en su lugar y entender su angustia por tener que fingir ser un niño cuando en realidad es una niña.
Mientras hacía esta lista, he visto que el libro, que salió publicado como George, ahora lo reeditan con el título de Melissa, un detalle muy necesario que me ha emocionado muchísimo.
Reseña completa en este entrada.
Proyecto Bruno, de Ana González Duque
🌈 Representación gay y bisexual.

Historia monísima de dos chavales, Ed y Bruno, y sus amigos, de esas que lees con una sonrisa en los labios y cuando termina te cuesta despedirte de ella, de los personajes, de lo bien que te ha hecho sentir.
Pero Proyecto Bruno no es solo una historia entrañable con personajes cuquis y ya está. También habla de homofobia, de aceptación, de los primeros amores, de los problemas de pareja, de familia y de amistad.
El perdedor, de Myriam M. Lejardi
🌈 Representación bisexual, gay, lésbica y demisexual.

Es muy muy divertido, de reír mucho, pero también emotivo, de querer muy fuerte a los cuatro personajes principales (Bosco, Camila, Andrés y Nacho) y querer formar parte de ese grupo de amigos y que el libro no termine nunca.
La representación LGBT+ está tratada de una manera tan natural y esperanzadora que me dan ganas de aplaudir y llorar un poquito.
Reseña completa en esta entrada.
El camino inesperado, de Alejandro Monreal
🌈 Representación gay.

La historia de Eloy, un chaval de 16 años, es de autodescubrimiento, donde también se tratan la discapacidad funcional y la homosexualidad con la naturalidad que merecen.
El realismo de la historia, los diálogos y el lenguaje son impecables, y la ambientación te traslada por completo al pueblo y a la aldea en los que transcurre la historia.
Reseña completa en esta entrada.
Entrevista con el autor en esta otra.
Todas las brujas buenas, de Jorge Cienfuegos
🌈 Representación gay, bisexual, lésbica, trans y asexual.

El autor consigue que te zambullas de cabeza en ese Nueva York donde las brujas coexisten con los humanos y que te sientas parte del aquelarre. Las seis brujas que lo forman son queer y, de alguna manera, el libro en sí se siente como un espacio seguro.
La manera de escribir del autor es cercana y real y usa siempre la palabra precisa, un lenguaje natural y certero. También, referencias a la cultura pop, bromas y comentarios ingeniosos.
Si fuese más valiente
🌈 Representación bisexual, gay y lésbica.

Vale, ahora toca un poquito de autobombo: Si fuese más valiente está centrado en Nico, quien monta una pantomima con su mejor amigo de toda la vida, Unai, para fingir ser novios y, así, intentar recuperar a sus ex. Lo que pasa es que esa relación que empieza siendo falsa se convierte en la historia más real de sus vidas.
Nico también está acompañado de June y Lucía, sus amigas; de Izan, su hermano; de sus aitas, Nicolás y Manuela, y de su amama, Urdiñe, entre otros.
Ya está en preventa en las principales plataformas digitales, y disponible en papel y digital a partir del 28.
