«Estaba descubriendo qué le pasa a uno cuando se marcha: que los demás siguen viviendo sin él».

Título: Las ocho montañas
Título original: Le otto montagne
Autor: Paolo Cognetti
Idioma original: italiano
Traductor: César Palma
Primera publicación: 2016
Editorial: Penguin Random House
Género: drama
Número de páginas: 240
Precio: 17.90 €
Valoración: ⭐️⭐️⭐️ y ½
Inicio del libro:
«Mi padre tenía una manera propia de ir a la montaña. Poco proclive a la meditación, pura testarudez y arrogancia. Subía sin dosificar las fuerzas, compitiendo siempre con alguien o con algo y, allí donde el sendero le parecía largo, cortaba camino por la línea de más pendiente. Con él estaba prohibido parar, quejarse por el hambre, por el cansancio o por el frío, pero se podía cantar una bonita canción, sobre todo bajo un temporal o en la nieve espesa. Y lanzar alaridos dejándose caer por la nieve».
¿De qué trata?:
Pietro tiene once años y pasa el verano con sus padres en un pequeño pueblo de los Alpes italianos. Allí conoce a Bruno, un niño de su edad, del que pronto se hace muy amigo. Con el paso del tiempo, dejan de verse, hasta que quince años después, Pietro vuelve al pueblo y se reencuentran.
Vale, ¿y qué me ha parecido?:
La novela está cargada de una nostalgia casi palpable, de principio a fin, y de un gran amor por las montañas y la vida en ellas. A través de Pietro, conocemos su amistad con Bruno a lo largo de varias décadas, pero también la relación y falta de comunicación con su padre.
La capacidad del autor para trasladarte a esas montañas italianas es tremenda y admirable, una inmersión total. Eso sí, yo, por cercanía, no he podido evitar leer imaginándome las de Cantabria y todos los paisajes que me rodean.
Además, muchos detalles me han recordado a tres de mis historias favoritas: Brokeback Mountain (aunque, en el caso de la novela, son solo amigos, a pesar de ciertos detalles que me decían que podría haber algo más, pero ese es otro debate); Salvaje y Hacia rutas salvajes, no solo por la relación entre ellos y el tiempo que pasan juntos en el monte, sino también por el personaje de Bruno y sus ideas sobre la soledad y la vida en las montañas, y por que la naturaleza es uno de los ejes centrales del libro.

Las cosas como son: pensaba que me iba a gustar, llegar y emocionar más. El autor escribe de manera bella y evocadora y te traslada a las montañas de Italia, sí, pero también se enreda en descripciones muy detalladas, largas y a veces innecesarias que resultan pesadas.
Además, la amistad de Pietro y Bruno se me ha quedado a medias: me hubiese gustado «verla» más. Cognetti resume tanto (porque la historia transcurre a lo largo de varias décadas) que no profundiza demasiado en ella. Vamos, que igual dedica una página entera para describirte cómo es el arroyo que baja de la montaña y después no se para a mostrarte demasiado la relación entre ambos personajes.
Con todo, Las ocho montañas es un libro escrito de forma evocadora y bonita, que te traslada por completo a las montañas y te transmite el amor por ellas.
Si tienes curiosidad, puedes leer las primeras páginas en este enlace.
«—¿Y a qué se dedica? —pregunté, pese a que realmente quería preguntar: ¿y cómo está? ¿Se acuerda de mí? ¿En todos estos años ha pensado en mí tanto como yo he pensado en él?
Pero ya había aprendido a hacer las preguntas de los adultos, en las que se pregunta una cosa para averiguar otra».
