«Esperaba que en el lugar adonde fuese siguieran existiendo el sol, la luna y las estrellas. Se había pasado gran parte de la vida con la cabeza inclinada hacia abajo. Le parecía justo que la eternidad le permitiera alzar el rostro hacia el cielo».

Título: Bajo la puerta de los susurros
Título original: Under the whispering door
Autor: T. J. Klune
Idioma original: inglés
Traductor: Carlos Abreu
Año de publicación original: 2021
Editorial: Crossbooks
Género: fantasía
Tags: muerte, LGBT+, found family
Número de páginas: 496
Precio: 18.95 €
Inicio del libro:
«Patricia estaba llorando.
A Wallace Price no le gustaba nada que la gente llorara.
Tanto daba que se tratara de lagrimillas, lagrimones o sollozos desgarradores que sacudían todo el cuerpo; el llanto no servía para nada, y ella solo estaba retrasando lo inevitable».
¿De qué trata?:
Cuando Wallace Prince muere, no está preparado para abandonar este mundo que apenas ha sabido disfrutar en vida. De modo que le dan una semana para dar el salto al Más Allá y decide vivir plenamente esos escasos siete días que le quedan. Junto a Mei, Nelson y Hugo, dueño de una tetería y quien ayuda a las almas a cruzar «al otro lado», Wallace aprenderá a… vivir.
Vale, ¿y qué me ha parecido?:
Como he leído por ahí, Bajo la puerta de los susurros «te hace mierda pero después viene y te da un besito en la frente», y, mira, SÍ. Se va derechito a mi lista de favoritos no solo de 2023, sino de la vida. Cinco estrellas o cincuenta. El berrinche que me he pillado y lo precioso que es… El amor en forma de libro. Una maravilla, vamos.
Empecé Bajo la puerta de los susurros con un poco de «miedo», porque La casa en el mar más azul, del mismo autor, se ha convertido en uno de mis libros preferidos, y no quería que este me decepcionara. Y… ¡todo lo contrario! Creo que me ha gustado incluso más (que es decir mucho), quizá porque es más adulto y emocionante y trata temas más serios.

Pero si es tan extraordinario es gracias a sus personajes, así que te pongo en antecedentes: cuando Wallace muere, aparece en su propio entierro. Allí lo espera Mei, encargada de llevarlo junto a Hugo, quien lo ayudará en el proceso de aceptación de la muerte hasta que esté preparado para cruzar «al otro lado». Este es el dueño de una tetería, donde también viven Nelson, su abuelo, y Apolo, su perro.
Así que tenemos a un grupo de lo más pintoresco: Hugo y Mei, humanos que ayudan a los muertos; Wallace, que acaba de morir; Nelson, un fantasma que ha decidido quedarse acompañando a su nieto, y Apolo, un perro fantasma. Coges cariño a estos cinco personajes en un chasquido, quienes acaban formando una familia de esas a las que quieres pertenecer.
«—¿Se va? —preguntó con voz aguda y áspera. El cable se estiraba y se estiraba mientras Hugo desaparecía tras una curva—. Creía que no podía… —Tragó en seco, reprimiendo a duras penas el impulso de salir corriendo tras Hugo. Temía que el cable se partiera. Pero esto no ocurrió.
—No irá muy lejos —le dijo Nelson desde su sillón—. Nunca lo hace. Solo va a dar una vuelta para aclararse las ideas. Volverá, Wallace. Él no nos abandonaría.
—Porque no puede —dijo Wallace con aire sombrío.
—Porque no quiere —repuso Nelson—. No es lo mismo».
La historia, además, transcurre en El Cruce de Caronte, una tetería escondida entre árboles en un pequeño pueblo, y el autor pone fácil eso de imaginarse el lugar tan pintoresco y oler los tés y los bollitos que sirven Hugo y Mei y querer, también, vivir allí. Su estancia en esa tetería cambiará la «vida» de Wallace. Y es que el tío era insufrible, pero precisamente ahí está la gracia, en ver el cambio en Wallace. Poco a poco, y gracias al resto del grupo, se da cuenta de que no fue una buena persona ni había aprovechado su vida. Es muy interesante y emocionante el proceso de cambio en Wallace, su aprendizaje, ser testigo de ello. Y ese mensaje de intentar estrujar la vida, exprimirla.

La novela es muy tierna gracias a sus personajes; también, divertida, por Nelson y el propio Wallace, uno de mis tándems favoritos; y, sobre todo, sentida. Vaya llorera me pillé, amiga, vaya llorera. La relación amorosa entre Hugo y Wallace, además, es a fuego lento, de esas imposibles que te estrujan el corazón y, a la vez, te lo calientan como una de esas tazas de té que ambos comparten. La dinámica entre ellos, la evolución de la relación, me ha parecido bellísima, bien llevada, muy emocionante. ¿He dicho ya que he llorado mucho? ¿Sí?
«—Cuando ya no esté —dijo Wallace—, por favor, no me olvides. No muchas personas se acordarán de mí, al menos con cariño. Quiero que tú seas una de ellas.
Hugo tragó con dificultad.
—¿Cómo podría olvidarte?
A Wallace le parecía que sería muy fácil.
—¿Me lo prometes?
El ocaso refulgía con fuerza. Wallace lamentó no haber dedicado más tiempo a alzar la mirada al cielo.
—¿Crees que volveremos a vernos?
—Eso espero.
Era la mejor respuesta que habría podido desear».
👉 En Bajo la puerta de los susurros confluyen la muerte, el duelo, las segundas oportunidades, personajes LGBT+, fantasmas, UN PERRO, el amor en todas sus formas, un abuelo al que se la refanfinfla (casi) todo, toques de humor y unos personajes inolvidables. Mezcla, agita, y tienes el libro perfecto.
Si tienes curiosidad, puedes leer las primeras páginas en este enlace.

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