Reseña «Tiempo que fue», de Ian McDonald

«Todo arte escrito es un intento de comunicar lo que es sentir, de plantear la pregunta aterradora: lo que experimento en mi cabeza, ¿es igual que lo que experimentas tú? Es aterradora porque nunca lo sabemos a ciencia cierta. Solo tenemos la esperanza. Y corremos el riesgo».

Título: Tiempo que fue
Título original: Time was
Autor: Ian McDonald
Idioma original: inglés
Traductora: Cristina Macía
Año de publicación original: 2018
Editorial: Dolmen
Género: ciencia ficción
Tags: viajes en el tiempo, libros, LGBT+
Número de páginas: 136
Precio: 16.90 €

Inicio del libro:

«Llegaron como buitres, indecisos, tentativos, atraídos por las feromonas de los libros moribundos».

¿De qué trata?:

Emmett se dedica a vender libros de segunda mano por internet. Un día, descubre una carta en uno de ellos, de un tal Tom a Ben, que lo llevará a buscar a esos dos hombres que viajan en el tiempo.

Vale, ¿y qué me ha parecido?:

Si no fuese por el final, me habría gustado un montón. Y ni siquiera necesito destriparlo (¿te imaginas?) para hacerme entender: empieza bien, se desarrolla aún mejor y luego llegan las últimas páginas y se desinfla. Pero más adelante lo explico mejor.

Ahora voy a hablarte de lo que me ha requetencantado: el uso del lenguaje, las metáforas e imágenes que crea el autor, las palabras que utiliza: «Un verano infinito durante dos días» o «No quiero que esto acabe. Acabará» o mi favorita: «Nos besamos y el mar se prende fuego». Es que…, guau, mi corazoncito.

Es muy intrigante ir descubriendo junto al prota y sus compañeras los saltos en el tiempo de Ben y Tom, con un cosquilleo de curiosidad pero también un pellizco de incertidumbre en la tripa por lo que les pueda pasar. Desde el primer momento quieres que la historia de amor entre ambos acabe bien. El felices para siempre y todo eso. Para mí, esos pedacitos de su historia son lo mejor de Tiempo que fue, y te dejan con ganas de saber más, de tener una novela paralela donde el autor desarrolle esa relación a lo largo de las décadas, de saltos en el tiempo, de guerras y reencuentros y despedidas.

«Recuerdo tus brazos, recuerdo esa ginebra horrorosa, recuerdo el perfume de tu pelo. La piel te huele como la miel».

Pero, ay, amiga, a pesar de que la sinopsis nos vende Tiempo que fue como una novela romántica con toques de ciencia ficción, en realidad es muy engañosa: la mayoría de la narración está centrada en Emmett y su investigación sobre Ben y Tom, no en ellos como tal. Vamos, que Tiempo que fue es la historia de un hombre que se encuentra ante un misterio sobre dos personas que resultan ser pareja y quiere desentrañarlo.

Para mí, los pedacitos de la historia de Tom y Ben son lo mejor de Tiempo que fue, y te dejan con ganas de saber más. Fotos: Cintia Fernández

Así, la narración intercala los capítulos de Emmett, en el presente, con algunos (los menos) de Tom, en el pasado.

«Los estorninos salieron en bandada de debajo del puente Blackfriars hacia el cielo índigo, y contemplar su vuelo acrobático, ver la bandada metaviviente, me hizo pensar que no hacía falta más misterio que el que nos rodeaba en cada momento, en una nube de maravillas pequeñas y grandes, perceptibles solo cuando nos fijamos en ellas».

Otra cosa: lo que, supongo, es el plot-twist del final se ve venir desde las primeras páginas, pero es algo tan evidente que yo pensaba que se explicaría antes y no se dejaría como «sorpresa» final. Vamos, que de sorpresa tiene poco. Aunque, ojo, quizá es adrede y el autor ni siquiera buscaba dejarnos el culo torcido con ese girito en la trama. Y presentirlo desde el principio tampoco fastidia la historia, es lo que hay y ya está.

Es el desarrollo de ese final lo que, para mí, desluce la novela. Y es que McDonald va construyendo una historia muy interesante que, poquito a poco, va creciendo, pero llegan las últimas páginas y se desinfla como un globo que te explota en las narices. El desenlace de la historia de Tom y Ben resulta apresurado, un pasar por encima de lo que les ocurrió, un par de frases y adiós.

Vamos, que Tiempo que fue me ha gustado, pero el final me ha decepcionado.

Y luego ya, como siempre me pierdo un poco con las explicaciones de los viajes en el tiempo y sus paradojas, los «esto es así porque será en el futuro y lo fue en el pasado», y ese tipo de frases críticas, esas últimas páginas me dejaron algo desconcertada. Pero en este caso sé que es cosa mía al 100 %, que me cuesta comprender la complejidad de los saltos temporales y sus consecuencias.

En definitiva, Tiempo que fue cuenta la investigación de un vendedor de libros por encontrar a dos amantes que resultan ser viajeros en el tiempo. Por esa historia de amor se pasa un poco de puntillas, deja mucho a la imaginación del lector porque hay muchos huecos (casi todos) sin rellenar, pero lo poquito que descubrimos deja con ganas de más. Para mí, sin duda, la gran baza de la novelita es la prosa del autor, muy evocadora, con imágenes y frases hermosas.

Publicado por Cintia Fernández

Leo, escribo, corrijo. Y vuelta a empezar.

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