«Aquellos instantes de decepción, tristeza y vacío habían impregnado mi vida, y yo me había conformado con ello. La vida, con todas sus facetas, me aterraba. La felicidad me daba miedo porque me daba miedo perderla».

Título: Pequeñas alegrías
Título original: Small Joys
Autor: Elvin James Mensah
Idioma original: inglés
Traductor: José Monserrat Vicent
Año de publicación: 2023
Editorial: Letras de Plata
Género: ficción contemporánea
Tags: 2000s, amistad, LGBT+, salud mental
Número de páginas: 352
Precio: 19.90 €
Inicio del libro:
«Jamás me había parado a pensar en las aves antes de conocer a Muddy».
¿De qué trata?:
Harley es un joven negro queer que acaba de volver a casa tras abandonar la universidad. Tiene ansiedad y depresión, y un día se va al bosque para poner fin a todo, pero un desconocido se lo impide. Muddy es un observador de aves muy entusiasta que pronto se hace amigo del alma de Harley. Así, Harley empieza a creer que quizá merezca la pena vivir, mientras que Muddy descubre cosas sobre sí mismo que puede que sus amigos del equipo de rugby no sean capaces de comprender.
Vale, ¿y qué me ha parecido?:
Es un libro más oscuro de lo que parece: el prota tiene ansiedad, depresión e ideas suicidas, y no te engaña, porque desde las primeras páginas te lo muestra sin dobleces. Harley ha dejado la universidad, mantiene una relación terrorífica con un hombre mayor («Siempre iba a sufrir las consecuencias por cometer el crimen de no querer sentirme solo») y su padre intenta «curarle» la homosexualidad rezando («La ansiedad, mi orientación sexual y mis fracasos solo servían para que, a ojos de él, fuera menos negro»). Ese es su estado cuando vuelve a su ciudad natal, punto de partida de la historia.
El autor transmite muy bien la oscuridad en la que está metido Harley, esa bajísima autoestima, ese sentimiento de autodestrucción. Precisamente por esos pensamientos del protagonista, la idea que tiene de sí mismo y de la relación con los demás, Pequeñas alegrías me ha recordado muchísimo a Tan poca vida, aunque luego las historias sean completamente diferentes (y esta, por suerte, muchísimo más esperanzadora). Pero ese lodazal en el que Harley y Jude, respectivamente, están metidos es muy parecido, y lo que he sentido al leerlo, también.
«Hice todo lo posible por comportarme con normalidad entre los demás, pero, a veces, se me ensombrecen los pensamientos. No sé lo que es vivir sin un miedo constante; no sé lo que es tener una mente impecable. Duermo para dejar de pensar, pero a veces no puedo dormir, así que me quedo ahí, dándole vueltas a todo».
A pesar de lo dolorosa que es la situación del protagonista, también es muy interesante ver las circunstancias del propio Harley como chico negro y gay en la década de los 2000, su relación consigo mismo y con los demás, las referencias culturales, el entorno, esa época en general.
La aparición de Muddy y el resto de amigos (Chelsea, Noria, Finlay) ayuda a Harley a salir un poco de esa oscuridad, a entender que él tal y como es es suficiente y que se merece el amor que le dan. Ha sido muy bonito ver la relación recíproca entre todos ellos, donde Harley no solo es quien recibe amor y ayuda, sino que también los da. Muddy y él se salvan mutuamente.

«La ilusión de su expresión me hizo sentir muy ligero; si no hubiera tenido la costumbre de agarrarme a las cosas (las patas de las sillas, los bordes de las mesas) cuando no sabía qué hacer con las manos, habría salido de allí flotando en una nube de lo mucho que lo quería».
Ojo, aun con la cita anterior o incluso algún comentario mío («Muddy y él se salvan mutuamente»), ten en cuenta que NO es un libro sobre un romance LGBT+, sino sobre la amistad y la familia elegida. Pequeñas alegrías es un libro con un prota queer y la relación de amistad que mantiene con Muddy, sobre todo, una relación profunda y platónica.
A pesar de todos esos problemas de salud mental que se narran, y lo mucho que he incidido en esa oscuridad que cubre la historia, Pequeñas alegrías tiene muchos momentos divertidos, sobre todo gracias a Finlay y a Muddy, la dinámica entre ambos y la que mantienen con Harley. Muddy es ese personaje golden retriever que te pone una sonrisa en los labios con cada cosa que dice, y Finlay, un chico que a veces suelta comentarios bastante desafortunados, pero que, poco a poco, va aprendiendo a ponerse en el lugar de los demás y no decir lo primero que se le pasa por la cabeza.
En la novela también hay otros elementos importantes, como las referencias musicales de los 90 y los 2000 (¡muchísimas!) o los pájaros. Creo que los pájaros son de los animales que menos me gustan, pero la magia que crea el autor alrededor de ellos me ha fascinado. Los momentos en los que Muddy y Harley salen al bosque a observarlos transmiten mucha serenidad, y eran de mis pasajes favoritos de la novela. Podía imaginarme perfectamente en esos bosques, rodeada de árboles, el cielo azul y tratando de diferenciar un pájaro de otro por sus cantos.
👉 Pequeñas alegrías no es una novela romántica queer, sino una novela sobre el amor y la amistad; sobre autoestima, sobre identidad, sobre pedir ayuda y ayudar, sobre hacer sentir al otro querido y sentirse querido, sobre terapia, sobre salud mental, sobre música, sobre pájaros. Sobre sentirse suficiente.
Si tienes curiosidad, puedes leer las primeras páginas en este enlace.
