«Estaba pensando en marcharme sin saludar a nadie. Podría largarme sin más, me dije, y solo el hecho de pensarlo me hizo sentir mejor, como si volviera a coger las riendas de mi vida».

Título: Conversaciones entre amigos
Título original: Conversations with friends
Autora: Sally Rooney
Idioma original: inglés
Traductora: Ana García Casadesús
Año de publicación: 2018
Editorial: Penguin Random House
Género: contemporánea
Tags: amistad, LGBT+, salud mental
Número de páginas: 336
Inicio del libro:
«Bobbi y yo conocimos a Melissa en la ciudad, en una velada poética en la que actuamos juntas. Nos hizo una foto en la calle en la que Bobbi salía fumando y yo sujetándome tímidamente la muñeca izquierda con la mano derecha, como si temiera que fuese a escaparse. Melissa usaba una cámara profesional grande y llevaba un montón de objetivos distintos en un estuche especial. Charlaba y fumaba mientras tomaba las fotos. Comentó nuestra actuación y hablamos de su obra, que conocíamos de internet. A eso de la medianoche cerraron el bar. Empezaba a llover y nos invitó a tomar una copa en su casa».
¿De qué trata?:
Frances y Bobbi, amigas y exnovias, pronto hacen buenas migas con Melissa y su marido, Nick, y empiezan a reunirse para cenar, acudir a presentaciones de libros, estrenos teatrales e irse de vacaciones a la Bretaña francesa. Lo que pasa es que, poco a poco, la relación de Frances y Nick se estrecha, rompiendo el equilibrio entre esa «amistad» a cuatro.
Vale, ¿y qué me ha parecido?:
Soy de esas personas a las que los libros conocidísimos y que parecen gustar a todo el mundo les dan mucho respeto. Suelo aplazar su lectura precisamente por esa presión de «tiene que gustarme». Por eso aún no he leído Gente normal y por eso me inicié con Sally Rooney hace varios años, cuando se publicó Dónde estás, mundo bello. La cosa es que lo abandoné, me aburría, y el regusto amargo con la autora se me quedó.
Hace unas semanas, hablando del tema con mi amiga (y escritora) Nerea Bayón, me recomendó «empezar» a leer a Rooney por Conversaciones entre amigos. Así que le hice caso. Borré de mi cabeza cualquier prejuicio a partir de esa experiencia anterior y cogí prestado el libro en la biblioteca.
Y cuantísimo me alegro de haberlo hecho.

Conversaciones entre amigos me parece un libro de esos que inspiran y motivan para sentarse a escribir e intentar (al menos en un 1 %) transmitir lo que Rooney logra con su forma de narrar. Lo hace de una manera en la que parece que todo lo que ocurre en la historia es real y ella tan solo se ha limitado a describir lo que ve.
«Cuando Bobbi hablaba sobre mí sentía como si me estuviera viendo en un espejo por primera vez. De hecho, empecé a mirarme más a menudo en los espejos de verdad y a interesarme por mi cara y mi cuerpo, algo que no había hecho nunca».
Sus descripciones, las imágenes que te planta en la cabeza, las metáforas y símiles son bellísimos, y, a la vez, todas esas florituras surgen de manera natural, directa y cercana.
Consigue, además, impregnar a la narración de un aire a película indie, donde los protas viven en Nueva York y hay muchos silencios y conversaciones que parecen no decir nada y en realidad son muy trascendentales. En esta línea, la historia destila melancolía, pesimismo y cierta decadencia de principio a fin. De eso que leía esperando todo el tiempo que ocurriese algo malo, un capítulo tras otro, en una ágil lectura gracias a la brevedad de los capítulos.
Y, claro, no puedo hablar sobre un libro de Sally Rooney sin mencionar dos cosas importantes: sus personajes y su manera de puntuar.
Primero me quito de en medio la crítica: no entiendo por qué no marca los diálogos, que obligue al lector a estar concentrado en discernir qué es la narración y qué diálogo, en vez de en lo que se dice en sí. Al parecer, lo hace porque no considera que esa puntuación sea necesaria (Rooney, cariño, SÍ), pero más bien ella empezaría a hacerlo por esa razón y ahora que ya se ha convertido en su seña de identidad, cualquiera lo cambia. En fin.

En cuanto a los personajes, consigue que dejen de ser eso, simples personajes, y se conviertan en personas. Tengo la sensación de que si me paseo un rato por las calles de Dublín, me encontraré con una Frances de carne y hueso con la que charlar de libros y a la que ver recitar sus poesías. No es un personaje con el que me haya sentido identificada en todo momento, no he entendido muchos de sus comportamientos y es imperfecta, pero por eso es tan real.
«Pero al mismo tiempo sentía aquella ovación como una parte de la actuación en sí, la mejor parte, y la más pura expresión de lo que intentaba conseguir, que era llegar a convertirme en esa clase de persona: alguien digno de elogio, digno de amor».
Ninguno de los cuatro personajes principales, Frances, Nick, Bobbi y Melissa, me ha caído bien, pero tampoco creo que fuese el objetivo de la autora. Más bien nos muestra cuatro personas diferentes que coinciden en un momento de sus vidas, cada una con sus traumitas a cuestas, con sus peculiaridades y una manera distinta de hacer las cosas.
Venden la relación de los cuatro como un «complejo ménage à quatre» que, en realidad, no es tal: Frances y Bobbi son exnovias, Nick y Melissa están casados, y Frances y Nick empiezan una relación. Los hilos entre ellos se unen, pero el eje central es Frances. Y aunque ha habido una historia de amor entre ella y Bobbi y otra entra ella y Nick, lo que más me ha gustado es que Frances los considere su familia.
«Al cabo de unos segundos, oí que Bobbi abría la puerta del piso y luego decía: Ha tenido un día muy duro, así que sé bueno con ella. Y Nick respondía: Lo sé, no te preocupes. En ese momento los quise tanto a los dos que hubiese deseado aparecerme ante ellos como un fantasma benévolo y colmar sus vidas de bendiciones. Gracias, quería decirles. Gracias a los dos. Ahora sois mi familia».
👉 En Conversaciones entre amigos hay mucho que rascar: se habla de salud mental, de autolesiones, de endometriosis, de alcoholismo, de las relaciones de amistad y de pareja y de familia, de sexualidad, de infidelidad, de amor en todas sus formas, de poder, de literatura… De la vida, así, en general.
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