Reseña «El puesto ambulante de Tokio», de Nisa Arce

«Él, mi favorito de entre todos los contrastes con los que me había topado en el país. Capaz de mimetizarse con los paisajes urbanos más radicales mientras protegía de la desaparición vestigios de otros tiempos; él, quien vivía libre su condición de hombre gay sin denostar sus creencias espirituales».

Inicio del libro:

«Aunque no había pasado ni medio minuto desde que eché el último vistazo, mis ojos buscaron la pantalla que teníamos a pocos metros, esa en la que se mostraba la lista de los vuelos que salían de aquella terminal de Schiphol».

¿De qué trata?:

Hans, de Ámsterdam y casado con Edmund, acepta un contrato de trabajo de un año como diseñador de ropa en Tokio. Allí, además de estar solo e intentar adaptarse a un país lleno de contrastes, conocerá a Kôji, el dueño de un puesto de comida ambulante.

Vale, ¿y qué me ha parecido?:

Mis primeras cinco estrellas del año.

La historia transcurre en Tokio y es casi una experiencia inmersiva, un viaje total. La autora te coge en la primera página y te suelta en medio de aquella ciudad. Y aun en ese sitio tan caótico y lleno de contrastes, logra un libro que transmite una tremenda paz.

Es muy interesante el punto del que parte: Hans, un hombre de 41 años, en pareja con Edmund desde hace dos décadas, se traslada a Tokio por trabajo y allí conoce a Kôji, un poco menor que él. Precisamente la edad de los personajes, el momento en el que están en sus vidas y los años de matrimonio del primero son ya grandes cambios respecto a otras novelas del género. Y Nisa lo trata muy bien. Además, la «desvinculación» de ese matrimonio (necesaria, obviamente, para el consiguiente enamoramiento de los protagonitas) se desarrolla de forma orgánica y realista:

«Edmund había estado ahí para mí en los momentos más duros. Yo también había procurado apoyarle cuando lo necesitaba. Y, sin embargo, ¿hasta qué punto puede suplir el cariño y la gratitud el enfriamiento del amor?».

La historia está contada desde dos puntos de vista, algunos capítulos los narra Hans, otros, Kôji, y tiene pocos personajes: ellos dos; Lily-san, un anciano que vive con Kôji y cuya vida merece su propio libro (¡¡por favor!!); Ayako, la compañera de trabajo de Hans que se convierte en amiga, y Edmund, el marido de Hans, del que conocemos pequeñas pinceladas. Los he querido mucho a todos, pero Lily-san brilla y te roba el corazón.

La forma en la que escribe la autora es una preciosidad: cuidada, pausada, bonita, madura. Está muy muy bien narrado, las descripciones, los detalles, las palabras escogidas… Con mucho mimo, maestría, una prosa elegante, bien formada, pensada, precisa, y un final superemotivo y sanador.

Como decía al principio, El puesto ambulante de Tokio desprende una tranquilidad increíble, transmite mucha paz, y nunca me había pasado igual; leer esta novela ha sido como tomar un té junto a Hans, Kôji y Lily-san, sentados en el tatami de su casa, bajo el calor del kotatsu y el sonido suave de la lluvia contra los cristales.

Ojalá Nisa nos lleve pronto de nuevo a Japón.