Reseña «Antes de que te quiera», de Fátima Embark

«Le gusta Viola Evans. Y puede que esté muerto de miedo, pero, por una vez, una sola vez, quiere ser solo Henry. No Henry Baker, el perfecto imperfecto; solo Henry, al que le tiemblan las piernas cuando sale de la habitación y llama a la puerta de Viola con suavidad. El Henry que no es cuando se mira en un espejo».

Este libro va sobre Viola y Henry y su historia de amor. También va sobre Jude y Seb y lo que será su historia de amor. Y también va sobre Georgie, un personaje que solo vemos en los recuerdos de los demás, porque ya está muerto cuando empieza la historia, y aun así es un protagonista más.

Antes de que te quiera es la primera parte de una serie que yo empecé por la segunda novela, Todo lo que no sabes de mí, porque me pudo la impaciencia. Por eso, conocer la historia de todos los personajes desde el inicio, sabiendo cómo «acaba», fue una experiencia bastante guay. Como cuando ves una serie de televisión de varias temporadas y vuelves a la primera y los personajes te parecen críos por el tiempo que ha pasado, e incluso más inocentes, y piensas: «Ay, amigo, no sabes la que te espera». Pues igual.

La historia está contada desde el punto de vista de Viola y de Henry. Viola ha perdido en un accidente de coche a sus padres, a su padrino y a su mejor amigo, casi un hermano, George. Su verdadero hermano, Sebastian, lleva meses encerrado en su habitación. Regenta un hotel, el negocio familiar, con ayuda de sus amigos Asher y Charlotte; se enrolla de vez en cuando con el primero, que también es su ex; ha montado un sex shop online con ellos y lee muchos libros de fantasía erótica. Pero por encima de todas esas cosas, Viola está destrozada:

«Viola siente como si alguien metiera la mano dentro de ella, buscando alcanzar una herida abierta a tientas».

Un día aparece en el hotel Jude, que dice conocer a Sebastian a través de internet y quien no quiere marcharse sin verlo en persona, aunque este haga meses que no sale de su habitación. Con él llega Henry, su hermano, a quien todo el mundo le considera el chico bueno, perfecto, del que sabes qué esperarte, contenido, templado, prudente. En realidad, no sabe quién es; solo tiene claro que no la persona que todos creen.

Hasta que se encuentran:

«Viola y Henry están conectados por uno de esos hilos del destino de los que hablaba el menor de los Baker, más fuerte que sus diferencias, el deseo o los miedos. Sus hilos son Jude y Sebastian y solo por ellos harán cualquier cosa, incluso llevarse bien».

Y:

«“Te veo”.
Así, sin más. Dos palabras, una fisura, la verdad.
Viola lo ve y Henry siente que necesita escapar, pender de un hilo, atreverse».

Tanto Viola como Henry son dos personajazos, porque Fátima crea unos personajes increíbles que traspasan el papel y se quedan contigo hasta mucho tiempo después de terminar el libro. Henry es mi tipo favorito: buena persona, tímido, con miedo a ser él mismo cuando en realidad es una maravilla de persona. Y Viola es esa tía admirable que quieres tener al lado para que se te pegue un poco de ella y a la vez poder abrazar.

Su historia es de atracción física desde el principio, de costarles confiar, de dejarse llevar, de ser apoyo y abismo y paracaídas el uno para el otro, de ser amigos y familia y compañeros y amantes, la mejor combinación posible.

Por supuesto, también me ha encantado conocer el inicio de la relación de Jude y de Seb, que se desarrolla en Todo lo que no sabes de mí, primero por separado y después juntos, verlos desde el punto de vista de Viola y Henry.

Como decía al principio, historias de amor aparte, el tratamiento de Georgie me ha resultado muy interesante, esas diferentes visiones de él, dependiendo del personaje, esa percepción de que somos distintas personas según quien nos mire o con quien estemos. Porque tenemos el Georgie que era para Jude, un amigo que también le hizo mucho mucho daño; el Georgie de Sebastian, más retorcido, un friends to lovers que termina envenenado; y el Georgie de Viola, casi un hermano, bueno e incluso más inocente, más crío:

«A Viola se le llenaba el pecho de un amor inmenso cuando George hacía botar la pelota en su puerta. Un amor precioso, un amor sin sentido. Todos los amores reales son así. No tienen sentido. Así de complejos y grandes son. No le importaba el ruido, no le importaba nada más que el hecho de saber que él estaba al otro lado y la quería, que siempre estaría».

El propio Henry lo explica bien: «El héroe de una historia puede ser el villano de otra».