Reseña «Besos de sal», de Lola Z. Navarro

«Pero, sin duda, lo que más me fascinaba era verlo sonreír y, si la sonrisa era para mí, me arrasaba, como el cierzo que a veces se levantaba por esa zona, y me arrastraba hasta que me dolía de deseo».

Título: Besos de sal
Autora: Lola Z. Navarro
Año de publicación: 2025
Autopublicado
Género: romance
Tags: familia, friends to lovers, niños
Número de páginas: 527
Inicio: «El impacto del ariete sobre la puerta de la mansión quiebra el silencio del amanecer. La adrenalina que fluye por mis venas se ha convertido en un torrente líquido que mantiene mi mente en alerta y mi cuerpo tenso. El pulso se me ha acelerado y el bombeo incesante del corazón me retumba en los oídos a ritmo de redoble de tambor para avisarme de que se ha dado el pistoletazo de salida».

El mar de Lloret, los paseos por la playa, las carreras en el agua, la terraza de Héctor, las noches en el coche patrulla, los partidos de baloncesto uno contra uno, el «titi» con el que Joel llama a su tío Aldo, el movimiento de la pierna de Héctor cuando está nervioso, sus camisetas viejas, los ojos azules de Aldo, la química aplastante entre ellos…

Si hay algo que me ha gustado de Besos de sal, entre otras muchas cosas, han sido los detalles con los que su autora, Lola Z. Navarro, nutre y embellece la narración. Esos datos más concretos en las descripciones, a veces casi imperceptibles, son los que para mí hacen la historia aún más real, más viva, y le dan mayor dimensión.

Veo el reflejo del mar en sus ojos y me admiro de la fusión de ambos azules, el del Mediterráneo que se está tiñendo del color anaranjado por la puesta de sol y el de sus ojos, que persigo con los míos, hipnotizado.

Los detalles en la narración hacen aún más real y viva la historia. Fotos: Cintia Fernández

La historia está contada bajo dos puntos de vista, el de Aldo y el de Héctor, antiguos compañeros de trabajo (son mossos d’esquadra) que ocho años después vuelven a encontrarse bajo unas circunstancias muy diferentes. Así, desde el presente, saltamos al pasado para ver cómo se conocieron y lo que ocurrió («Sabía a sal y a mar«) y regresamos para seguirlos ahora.

La relación de ambos es de admiración mutua, de amigos que se enamoran, de segundas oportunidades, de querer negar lo evidente incluso cuando es imposible y de una tensión casi palpable entre ellos (todavía estoy recuperándome de ese partido en la cancha).

Sabes a mar.

Besos de sal es también, y sobre todo, una historia de familia: de padres e hijos y amor incondicional («Fue un auténtico flechazo de amor»), de pérdida y duelo y dolor desgarrador, de madres que no saben querer, de sobrinos que se convierten en hijos (¡¡«titi»!!). De elegir a las personas que forman parte de tu vida.

Publicado por Cintia Fernández

Leo, escribo, corrijo. Y vuelta a empezar.

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