Reseña «Menú para dos», de Casey McQuiston

«También sería un alivio recuperar las partes de mí que viven dentro de él. Tener un lugar donde poner todo lo que hay de él contenido en mí. Hay tantas cosas que no caben en cajas… trozos de él y de mí a los que ya no podemos acceder porque nunca pudimos devolverlos. Me gustaría ser un todo con él».

---

---

Inicio del libro:

«La primera vez que beso a Kit, sabe a jalapeños y albaricoques».

¿De qué trata?:

Cuatro años después de romper, Theo y Kit coinciden en un tour gastronómico por Europa y hacen una competición: gana quien se acueste con más personas de cada ciudad. Algo así saldría bien si, claro, ya no se quisiesen.

Vale, ¿y qué me ha parecido?:

Un aburrimiento algo presuntuoso, la verdad, eso es lo que me ha parecido. Y me da muchísima pena, porque Rojo, blanco y sangre azul es mi libro favorito de la vida, pero este… ha sido una total decepción.

Mi mayor problema es que no he logrado conectar con los protagonistas, Theo y Kit: no me han caído bien ni he entendido sus decisiones ni sus comportamientos y, por tanto, me daba igual lo que les ocurriese. No me he enamorado de ellos ni de su relación, una relación que además no vemos cómo se ha construido, cuando en una novela romántica sería lo suyo.

Por un lado, Theo, quien cuenta la primera mitad del libro, me ha parecido demasiado personaje, irreal, el típico intento de un escritor por hacer un personaje diferente que al final resulta exagerado. Sí que me ha gustado la manera de le autore de hablar de género y cómo vemos todo esto a través de los pensamientos de Theo. Por otro lado, Kit, quien en la primera parte me caía más o menos bien, en la segunda (narrada por él) me ha resultado indiferente.

Además, te recuerdan constantemente que los dos están buenísimos, y todas las personas con las que se cruzan (la frutera, el pescadero, el camarero, y no exagero), que también están buenísimas, se interesan en ellos, claro. Son como Atila, que arrasan por donde pasan.

«Eres una persona… expansiva. Ocupas el espacio. Haces que el mundo sea más grande para acogerte. Así que, no, no me sorprende que no encajes dentro de una idea fija del género».

Para mi gusto, hay demasiada palabrería culinaria y descripciones sobre platos y vinos. Y, sí, entiendo que Kit es pastelero y Theo, sumiller, y que están haciendo un tour gastronómico, pero se hace pesado y he acabado saltándome esas parrafadas. Al final, con tanta palabra técnica, te quedas sin entender qué te está describiendo.

Ha sido graciosa, además, la imagen que le autore muestra de Europa: todo el mundo está tremendo y es bisexual y vivimos en una bacanal constante. ¡Ojalá!

👉 En definitiva, es un libro que se me ha hecho muy largo, las últimas 150 páginas las he leído en diagonal para acabarlo ya. Estaba cansada de las descripciones de comida y de vino y de sexo y más comida y más vino y más sexo, a través de unos personajes que… no me importaban.

[Las ilustraciones de la cabecera son de kidovna y las del post, de cowboymoonking].